domingo, 7 de agosto de 2011

Curiosa carta de Antonio Sánchez al párroco de Bédar en 1.842



"Vélez a 8 del corriente de 1842.

Padre cura, la razón de ésta pues es decirle a usted cómo he tenido noticia que han bajado a ésa dos compañías madrileñas buscando mi..siempre que costeen una parte a José donde hay una de las antiguas, aprobada con el cargo y calidad de que ha de entrar otro amigo mío en compañía con ellos, con media parte, y no cansándole a ud más, recibirá expresiones mias. Quien propone esto: Antonio Sánchez.
Postdata: Me escribirá ud. sin pérdida de corredo? con la respuesta a Vélez Málaga, Barrio de la Mar, casa de José Díaz."

En aquella época, en Bédar comenzaron a instalarse las compañías que explotarían durante los siguientes 100 años las minas de hierro y plomo; así pues la zona se convirtió en foco de atracción de numerosas familias que de otras provincias llegaron con ánimo de establecerse para trabajar allí, -la población aumentó de 400 a 6.000 habitantes en 40 ó 50 años-.
José Sánchez, oriundo de Bédar que emigró a la zona de Torre del Mar - barriada del mar del pueblo de Vélez Málaga en la provincia de Málaga - y que al parecer sabía en que zonas de la sierra estaban las betas de mineral, se enteró en 1842 de que algunas empresas se instalaban en el pueblo y le escribió al cura párroco con el fin de que mediara para formar parte del negocio.  Lo que no sabemos qué suerte correría el hombre.


1 comentario:

Juan Antonio Soler dijo...

La carta es curiosa e interesante. La explotación de esas minas de plomo empezó, efectivamente, en 1843. La gente de Bédar conocía donde se encontraban las vetas de mineral, pues esas minas se explotaron desde la antigüedad y eran conocidas en el pueblo como Mina Grande, dentro de la cual había zonas más ricas que algunos lugareños conocían bien.
A raíz de la crisis de las vecinas minas de Sierra Almagrera, diferentes empresas se fijaron en estas antiguas minas medievales de Bédar, lo que produjo una reacción de la población local, que intentó participar del negocio, registrando concesiones a la espera de poder formar sociedades para su explotación si podían o arrendándolas a las compañías mineras que tenían medios para ello. Finalmente las compañías mineras más fuertes consiguieron quedarse con las mejores concesiones, lo que fastidió mucho a los propietarios mineros de Bédar, que vieron cómo se les escapaba un lucrativo negocio, malestar que acabó con un violento motín en 1850, en el que los vecinos del pueblo echaron a los representantes de estas compañías mineras... por poco tiempo, claro.

Una aportación muy interesante, en todo caso, y que encaja perfectamente con los datos históricos que tenemos recogidos de esa época.

Un saludo.